En 1972 la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) designó el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente, con miras a hacer más profunda la responsabilidad universal de proteger y mejorar el planeta. Ese día fue la apertura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, en Estocolmo, Suecia, la cual llevó al establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En Cuba, un país pequeño y pobre, se dedican cuantiosos esfuerzos y recursos coordinados por una política responsable a nivel del Estado, para proteger el medio ambiente, como legado a las futuras generaciones. Esa voluntad fue plenamente reconocida por la ONU cuando en el 2001, le otorgó la Sede Mundial para la celebración del Día. Ha sido, después de México, el único país de América Latina que ha obtenido semejante distinción.
La Estrategia Ambiental Cubana, desarrollada mediante un amplio proceso de convocatoria a instituciones y expertos, constituye el documento rector de la política ambiental de la Isla y tiene como objetivos indicar las vías más idóneas para preservar y desarrollar los logros ambientales, superar los errores e insuficiencias e identificar los principales problemas ecológicos del país que requieren de mayor atención en las condiciones actuales, sentando las bases para un trabajo más efectivo en función de un desarrollo económico y social sostenible.
Otro hito importante en esta estrategia fue la aprobación de la Ley Forestal, aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular en julio de 1998, la cual establece los principios y las regulaciones generales para la protección, el incremento y desarrollo sostenible del patrimonio forestal; Promover e incentivar la repoblación forestal con fines económicos, de protección o sociales; Conservar los recursos de la diversidad biológica asociados a los ecosistemas forestales; Proteger los bosques contra los desmontes, las talas irracionales, los incendios, el libre pastoreo, las plagas y enfermedades, así como de otras acciones que los puedan afectar; Regular el uso múltiple y sostenible del patrimonio forestal y promover el aprovechamiento racional de los productos no madereros del bosque.
VILLA CLARA DISMINUYÓ LA CARGA CONTAMINANTE
En Villa Clara, provincia al centro de Cuba, se realizan ingentes esfuerzos también con esos objetivos, es así que durante el 2007 se redujo en 380 toneladas la carga contaminante del medio ambiente, debido a la agresividad de la materia orgánica biodegradable expulsada hacia las aguas subterráneas, la atmósfera y las zonas marino-costeras. Ello representa una disminución de un 3,65 % con respecto a lo alcanzado en años precedentes.
La provincia dispone de 162 fuentes contaminantes principales, de las cuales 77 corresponden al sector industrial, 72 a la red doméstica, mientras 13 pertenecen a las entidades agropecuarias, que en conjunto emiten cerca de 10 mil 414 toneladas de elementos contaminantes.
Cinco organismos del territorio acaparan el 94 % de la carga, con aproximadamente la mitad de las fuentes contaminantes del territorio.
Diversas alternativas para la solución de estas problemáticas se han aplicado en los últimos seis años, a fin de aliviar la contaminación generada por una población superior a los 24 mil habitantes.
Entre estas figuran el aprovechamiento económico de residuales en los sectores industriales y agropecuarios, con énfasis en la industria azucarera y la agricultura, así como la implementación de prácticas de producciones más limpias y la rehabilitación, mantenimiento y construcción de sistemas de tratamiento.
Al cierre del 2002 el territorio aportó un 4,43 % en la reducción de los erosivos del entorno, en tanto en el 2003 logró 4,26 %, 4,71 en el 2004, y 2,05 en el 2005 para cerrar el pasado año con 6,43 %.