1869: ALZAMIENTO VILLACLAREÑO CONTRA ESPAÑA

Eduardo Machado Gómez, retrato realizado por el pintor villaclareño Enrique Toledo.El 6 de febrero de 1869 los villaclareños se alzaron en armas contra España. Ese día, en la zona de San Gil (territorio cercano a Santa Clara), los lugareños mostraron su decisión de vencer o morir.

El 10 de octubre de 1868 Carlos Manuel de Céspedes dio el grito de Libertad o Muerte en su ingenio La Demajagua e inició el proceso revolucionario cubano de más de cien años de lucha.

Por entonces, ya en la región más central de Cuba se conspiraba contra España, y sus hombres más prominentes, encabezados por Miguel Gerónimo Gutiérrez, constituían la Junta Revolucionaria de Villaclara.

Hasta enero de 1869, los revolucionarios villaclareños esperaron indicaciones desde La Habana para levantarse en armas, pero la Junta Revolucionaria habanera, que dirigía José Morales Lemus, no concretó acción insurreccional alguna.

Llegado febrero, los preparativos para el pronunciamiento armado aumentaron y llegó un momento en que «existía peligro inminente de que fueran descubiertos y encarcelados»(1).

No se podía esperar más, y se adoptó el acuerdo de ir lo más pronto posible a la manigua. Desde el día 2 de febrero, Santa Clara comenzó a quedar desierta cuando muchos de sus habitantes se dirigieron a fincas aledañas: «En los últimos cuatro días es tal el número de familias que se han ausentado de esta ciudad, que la mayor parte de sus casas están cerradas, y Villaclara, antes tan animada, presenta un aspecto triste, silencioso y sombrío.»(2)

Por Narciso Fernández Ramírez

San Gil, 6 de febrero de 1869

Un testigo excepcional del levantamiento armado en la jurisdicción de Villaclara, el patriota santaclareño Eduardo Machado Gómez, dejó constancia escrita del momento supremo en que esta región se levantó en armas contra el poderío colonial español:

«Formé parte de la Junta Revolucionaria de Villaclara y conspiré hasta el dos de febrero de 1869, que salí al campo porque supe que se me iba á prender por infidencia. El día seis dí el grito con los demás de la Junta en San Gil. La bandera enarbolada ese día fue regalada por mí. La usó la columna del General Roloff(3) que nos acompañó a Camagüey, y sirvió para prestar juramento sobre ella el primer presidente de la República de Cuba.»(4)

El propio 6, también se declararon en rebeldía otros grupos de las regiones de Sagua la Grande, Ranchuelo y Remedios. En el libro La guerra del 68 en Villa Clara, la historiadora Migdalia Cabrera Coello así lo prueba: «[…] el polaco Carlos Roloff, empleado de casa Bishop de Caibarién, se alzó en el potrero Ocho cerca de Santa Clara. En la zona de Esperanza y Ranchuelo tomó el camino de la insurrección el grupo dirigido por Florentino Jiménez Fabelo.»(5)

Al siguiente día, el 7 de febrero de 1869, los revolucionarios de Villaclara se concentraron en Cafetal González, hacienda propiedad de José González, cercana a Manicaragua y distante cinco leguas de Santa Clara.

Eduardo Machado, quien fuera secretario de la Cámara de Representantes y propusiera en Guáimaro la bandera de Narciso López como enseña nacional, continúa su valioso relato:

«El levantamiento de mi pueblo había sido el mejor en cuanto á cantidad de elementos de guerra. Más de cinco mil villaclareños había en la concentración del valle de Manicaragua La Moza, y todos juntos no contaban cuando más que con 200 armas de fuego, casi todas escopetas, y de estas muy pocas nuevas. Además, la jurisdicción de Villaclara, por la escasez de sus bosques, era la menos favorable para la única clase de guerra que al principio podíamos hacer á los españoles.»(6)

Primer proyecto de invasión en la historia de Cuba

Poco conocido resulta que el primer proyecto de invasión hacia el occidente de la Isla, estrategia aplicada con éxito en todas nuestras guerras de liberación nacional, fue del santaclareño Eduardo Machado.

Dejemos que sea el ilustre hijo de Santa Clara, intelectual y políglota brillante, nacido en la calle San Cristóbal, esquina a Cuba, quien nos lo narre:

«Era obligación de la Junta Revolucionaria de Villaclara tomar una medida pronta y eficaz  que pusiera coto a las deserciones, que disipara aquella nube, anuncio de una gran calamidad. Nos reunimos en una tenida extraordinaria a la cual asistió el general Carlos Roloff. Puesta de manifiesto la gravedad del peligro, opinó Miguel Gerónimo Gutiérrez, y con él Arcadio García y Tranquilino Valdés, que lo más acertado era replegarnos a Oriente, […] pero no con el propósito de quedarnos allí sino de pedir recursos de guerra a Carlos Manuel de Céspedes para nosotros y demás compatriotas de Las Villas, y enseguida volver a nuestro territorio conduciendo aquel refuerzo salvador. La idea podía ser laudable, pero el general Roloff y yo dudábamos que hubiese sobradas armas y pertrechos en Oriente, y opinábamos que era preciso buscar la salvación avanzando hacia Occidente, destruyendo por sorpresa los grandes ingenios de Colón y Cárdenas, levantando sus negradas,  y llevando con esas huestes armadas de machete, el incendio, la desolación y el pánico hasta las mismas puertas de La Habana. El doctor Antonio Lorda, que se enorgullecía de ser algo dantoniano en sus ideas, apoyó primero muy calurosamente este proyecto, pero ante las sombrías reflexiones de Gutiérrez, el cual temía el inmediato desbordamiento de los negros, Lorda se mostró indeciso y fue causa de que la primera opinión quedase en mayoría. Inmediatamente emprendimos marcha hacia Camagüey, con la mayor parte de las fuerzas de Villaclara […](7)

Destino trágico de los miembros de la Junta Revolucionaria de Villaclara

Los cinco miembros de la Junta Revolucionaria de Villaclara murieron en la contienda bélica del 68. Entre los primeros en caer estuvo Miguel Gerónimo Gutiérrez, primer vicepresidente de la República de Cuba en Armas, y el último fue el tribuno santaclareño Eduardo Machado, que murió en 1877.

En la mencionada Autobiografía, de Eduardo Machado, que se encuentra en la Sala de Fondos Raros y Valiosos de la Biblioteca Provincial Martí, se detalla la trágica muerte de los cuatro primeros: «De los cinco miembros de la Junta Revolucionaria de Villaclara que nos sostuvimos en el campo de la insurrección yo soy el único que queda vivo por esta fecha (mayo 2/1874). El doctor Antonio Lorda murió el 16 de mayo de 1870 siendo Secretario de la Guerra, sus restos fueron sepultados en Babujal, partido de Caunao (Camagüey).

«Arcadio García murió asesinado por el enemigo el 4 de abril de 1871 en la trocha de Cauto, Prefectura de San Lucas, después de haber sido nombrado un tiempo antes secretario de Hacienda de Las Villas.

«Miguel Gerónimo Gutiérrez también fue asesinado horriblemente por los españoles el 20 de abril de 1871 en la casa de Miguel Cañizares, gobernador de Sancti Spíritus, […] Juan Castellón fue quien lo entregó, llevando la tropa que lo asesinó. Tranquilino Valdés murió en los montes de Iguará, Sancti Spíritus, perteneciendo yo al ejército […]»(8)

La muerte de Eduardo Machado también fue violenta. Cayó en Arroyo Colorado, el 16 de octubre de 1877, en un encuentro con la guerrilla que comandaba el teniente coronel Otero. Herido en combate, los guerrilleros se le acercaron y a machetazos pusieron fin a su vida. Iba a cumplir, cuatro días más tarde, exactamente 40 años, pues había nacido el 20 de octubre de 1838.

Con el alzamiento de los villaclareños la llama de la insurrección llegó al centro de la Isla. De lo sucedido aquella mañana del 6 de febrero de 1869 se encarga de recordárnoslo la figura en mármol de Miguel Gerónimo, situada en el Parque La Pastora, y una tarja en el Museo Provincial de Historia que señala el lugar donde nació el ilustre Eduardo Machado, aunque, lamentablemente esta última no está en el lugar que debiera en otra deuda con las nuevas generaciones de hijos de Villa Clara.

REFERENCIAS:
(1) Cabrera Coello, Migdalia: La Guerra del 68 en Villa Clara, Editorial Capiro, Santa Clara, Cuba, p. 12
(2) En obra citada, p. 13. Tomado del periódico El Alba de Villaclara, edición del 6 de febrero de 1869.
(3) Carlos Roloff Mialowski, mayor general del Ejército Libertador. Polaco radicado en Caibarién. Vicepresidente de la República de Cuba entre 1902-1906.
(4) Machado Gómez, Eduardo: Autobiografía, en Fondos Raros y Valiosos, Biblioteca Provincial Martí.
(5) Cabrera Coello, Migdalia: obra citada, pp. 13-  14.
(6) Machado Gómez, Eduardo: Autobiografía, en Fondos Raros y Valiosos, Biblioteca Provincial Martí.
(7) Obra citada.
(8) Ibídem.

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