Si son los usos los que convierten en útiles o perjudiciales las tecnologías, descubrimos que bajo el confiable rostro de intentar acercarnos a nuestros amigos, se ocultan las ansias de poder y de control de la información por encima de cualquier cosa.
La periodista Cristina Escobar Domínguez presenta el siguiente análisis en la revista cubana Juventud Técnica:
Hace pocos años lo último en la tecnología al servicio de la comunicación era el correo electrónico. A esto se unió el chat, las video conferencias y otras alternativas vía Internet. Si el e-mail era lo más increíble y útil, hoy, cuando mis padres comienzan a familiarizarse con él sin verlo como un reto indescifrable para su generación, ha perdido la premisa en materia comunicativa.
Por estos días una plataforma web llamada Facebook roba la atención de otros sitios y desplaza los escenarios de comunicación a sus páginas. Si bien no es la primera vez que se ofrece este tipo de servicio, parece alcanzar números de usuarios que los portales anteriores nunca tuvieron. Se trata de un sitio web gratuito de redes sociales creado por el entonces estudiante de la Universidad de Harvard, Mark Zuckerberg.
Fue originalmente un sitio para los estudiantes de esa institución, pero hoy cualquier persona que tenga una cuenta de correo electrónico puede suscribirse. Todos están en Facebook: desde el presidente Barack Obama hasta la persona más desconocida del planeta. De hecho, se estima que 500 millones de personas estén suscritos al servicio.
También hay cubanos que frecuentan la red social. Ya he escuchado más de una vez a alguien decir “búscala en Facebook”, o “ella es mi amiguita en Facebook”. A pesar de las limitaciones para acceder a la red de redes hay un gran número de usuarios que tienen cuenta en el sitio.
La posibilidad de encontrar amigos es una de las principales ventajas. Toda persona que esté registrada puede localizarse con solo insertar el nombre. Si no se tiene la dirección electrónica de algún viejo conocido se busca y se añade como amigo, lo que significa que ya están conectados, y las páginas con contenidos personales son visibles para ambos.
Se puede publicar información individual tan elemental como la ciudad donde se reside hasta los gustos musicales, cinematográficos, comentarios entre amigos, y el estado marital.
Al tener tantos usuarios, este servicio funciona a partir de redes sociales, es decir, grupo de amigos conectados entre sí, compartiendo mensajes de texto, fotos e información actualizada sobre su vida profesional o personal.
En Facebook la comunicación es mucho más inmediata y dinámica; el correo electrónico perdió protagonismo por la comunicación de uno a uno, o de uno a varios.
Si su amigo escribe algo sobre sí mismo, usted puede comentarlo y otros usuarios verlo también; las fotos están disponibles para todos los que integran una red social determinada. Si hay alguna nueva noticia en la vida personal de un usuario ya no le escribe a todos los destinatarios de la lista de contactos del correo electrónico, sino que lo publica en Facebook.
La piedra en el zapato
A pesar de los muchos éxitos que el creador del sitio, Zuckerberg, y sus asociados han cosechado, un asunto sigue suscitando polémica: la vulnerabilidad de los datos publicados en el sitio. Tanto es así que se vieron obligados a cambiar su política de privacidad, pero todavía quedan muchos resquicios a través de los cuales los contenidos publicados pueden ser develados por terceros no autorizados.
Un estudio realizado conjuntamente por la Universidad de Harvard, el Instituto Tecnológico de Massachussets, la Universidad de Nueva York y la de Oklahoma ofrece pruebas de ello. Con el propósito de conocer los usos que los estudiantes de esos centros le daban a la red, recopilaron información privada de los perfiles de casi 400 alumnos, como muestra de que para una persona es posible obtener grandes cantidades de información de Facebook a partir de un sencillo código informático.
El riesgo de fallas de seguridad es inevitable en cualquier base de datos. Pero la vulnerabilidad no está dada solamente por la habilidad de algún hacker, sino por los usos que Facebook da a los contenidos revelados por los usuarios. Cada vez que alguien indica que prefiere una serie de televisión o un libro determinados, se supone que eso esté visible solamente para sus amigos. No obstante, muchas más personas que las que nosotros elegimos como amigos se llegan a enterar de nuestros gustos.
El paraíso de los anunciantes
En Facebook hay publicidad. Este hecho suscita una duda: siendo Facebook un servicio completamente gratuito, ¿cómo sus creadores han erigido fortunas a partir de este sitio?
En Facebook hay publicidad, es visible para cualquier usuario. Casi todos los sitios del mundo viven de ella. Pero, este servicio tiene una ventaja por encima de los demás sitios digitales que venden sus espacios: allí los usuarios publican sus preferencias musicales, cinematográficas, televisivas, y muchas más tendencias de consumo.
Así, Facebook vende esos contenidos a los anunciantes, y estos pueden ofrecer una publicidad personalizada para el usuario que inocentemente reveló sus preferencias. Los datos más relevantes para las empresas que se publicitan son la edad, el género, el lugar donde vive y los intereses. De acuerdo a la investigación antes mencionada, casi un 70 por ciento de los usuarios revelan ese tipo de información, lo cual convierte a Facebook en un espacio digital ideal para publicidad.
En 2009 solamente Facebook ingresó 365 millones de euros, y las ofertas para llegar a acuerdos publicitarios siguen aumentando. Hoy en Internet solo este sitio dispone de tantos usuarios registrados a los que poder vender productos.
En su Política de Privacidad, Facebook asegura: “No compartimos información tuya con anunciantes sin tu consentimiento”. Sin embargo, unas líneas más abajo afirma: “Permitimos a los anunciantes elegir las características de los usuarios que verán sus anuncios […] Por ejemplo, podríamos utilizar tu interés por el fútbol para mostrarte anuncios de equipamiento de fútbol”. Incluso confiesan que miden la efectividad de los anuncios a partir de la interacción que el usuario haya tenido con estos.
No obstante, de acuerdo con la investigación, un 89 por ciento de los usuarios no ha leído la Política de Privacidad de Facebook.
De Facebook y otros demonios…
Aparte de sus crecientes ganancias, Facebook también recibe impulsos financieros para continuar ampliándose. Uno de los más recientes fue la inyección de 27,5 millones de dólares por parte de la compañía Greylock Venture Capital, la cual tiene fuertes conexiones con In-Q-Tel, una entidad que tiene como misión invertir en las empresas que desarrollan tecnologías de vanguardia para así poder aplicarlas a los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos.
De acuerdo con el sitio oficial de esa empresa, su propósito es proveer soluciones tecnológicas para apoyar las misiones de la CIA y de toda la comunidad de inteligencia. En agosto de 2009, esa empresa ya había examinado más de 7 mil planes de negocios e invertido en más de 150 empresas; además, había entregado 240 soluciones tecnológicas para la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos.
No es la primera vez que un imperio norteamericano surge de la genialidad de algunos, como Mark Zuckerberg, el creador original. Tampoco es nuevo que los que “piensan” busquen auspiciadores para sus proyectos, y así hizo Peter Thiel con medio millón de dólares, y hoy es miembro del consejo rector de Facebook. Al parecer, esta empresa tiene un tercer objetivo: proveer de tecnología de punta a la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos. No cualquier avance informático, sino uno probado por 500 millones de personas en el mundo que, de paso, revelan buena parte de su información personal, demasiado conveniente para ser coincidencia.
“Lo que no está en Facebook, no existe”
Google, Facebook, como MySpace, Twitter, u otros servicios como Correo Yahoo! o Google, representan una evolución para la comunicación y la adquisición de conocimiento. Estos servicios, agrupados por la red de redes, no son en sí mismos perniciosos para la sociedad, sino que se imbrican en ella y somos nosotros los que le damos sentido a todo ese entramado de cables y señales satelitales que unen al mundo hoy.
Lo que determina que la tecnología sea verdaderamente liberadora para la sociedad es el acceso a ella. No obstante, la sociedad que existe no es solamente la suscrita a Facebook, sino que para hablar de emancipación tendría que ser plural, y verdaderamente global. Los contenidos lo determinan la mayoría de aquellos que pueden usarlos, que es, en buena medida, Occidente liderado por Estados Unidos.
Si son los usos los que convierten en útiles o perjudiciales las tecnologías, descubrimos que bajo el confiable rostro de intentar acercarnos a nuestros amigos, se ocultan las ansias de poder y de control de la información por encima de cualquier cosa.