La fotografía nunca ha sido en Cuba un arte menor. Está documentado que llegó a La Habana en 1840, a unos meses que Daguerre diera a conocer su invento en París.
Sería Pedro Tellez-Girón, hijo del Capitán General de la Isla, quien trajera al país un aparato para daguerrotipos y con esa máquina registró la primera toma realizada en Cuba: una vista de la Plaza de Armas, en el hoy Centro Histórico de La Habana, Patrimonio de la Humanidad.
Dado el gusto internacional por establecer primacías, hay que decir que incluso la capital cubana fue la segunda del mundo en inaugurar una galería comercial, aún antes que la cuna del daguerrotipo.
La fecha sería el 3 de enero de 1841(hizo ahora 170 años), cuando el daguerrotipista norteamericano George Washington Halsey abriera su estudio en la azotea del Real Colegio de Conocimientos Útiles, situado en la calle Obispo No. 26, entre Cuba y Aguilar, entonces la arteria más comercial de la capital.
Por Mireya Castañeda (Tomado de Granma Internacional)
Algunos historiadores del arte consideran a la fotografía cubana entre las más ricas de América Latina, y la sitúan junto a la mexicana, la brasileña y la argentina, “por la gran variedad de estilos expresivos y la alta calidad técnico-artístico-informativa…y su tránsito por temas tan diversos como el retrato, el paisaje y la arquitectura, hasta la fotografía publicitaria y sobre todo por la fotografía social; pasando también por el desnudo, las manipulaciones esteticistas y la fotografía científica”.
Naturalmente, con el tiempo el invento francés fue desplazado por otras técnicas, hasta llegar a este siglo XXI y la fotografía digital.
La fotografía, por su facilidad de reproducción y por ende de difusión, hasta su enorme capacidad de comunicación, ha ocupado espacios importantes, no solamente como memoria histórico-visual de grandes y pequeños, sucesos, sino ha devenido arte, y es así que muchos de los jóvenes fotógrafos cubanos provienen de las escuelas de Artes Plásticas, y se insertan en la llamada fotografía creativa, utilizando lo más moderno de la tecnología digital.
Ejemplo de ello resulta la exposición de la fotógrafa Carolina Vilches (Santa Clara, 1965) montada en la Galería Majadahonda del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, y también en la Galería Provincial de Arte de Santa Clara.
La serie Turno corrido fue el Primer Premio del Festival 5 x 7 que convocara esa institución en abril de 2010 para estimular y dar a conocer la obra de fotógrafos cubanos. Toma su nombre del formato de impresión en que se exhibirían las imágenes.
Turno corrido, como muy bien se indica en su sencillo catálogo, “es una lección sin palabras, es un documento inteligente, creativo, que conduce a la reflexión de lo cotidiano”.
Vilches, graduada de Artes Plásticas en la Escuela Vocacional de su ciudad natal, y fotorreportera del periódico Vanguardia, nombra muy apropiadamente su ahora exitosa serie de 20 fotos, que ella ha dividido en tres “turnos”, Mañana, Tarde y Noche.
Para estas páginas conversamos con la artista, pocos minutos antes de la inauguración de su primera exposición en La Habana, pues cuenta con una decena de muestras, tanto en Santa Clara como en Matazas.
Se ha decidido a combinar la fotografía del diarismo y la de arte…
“Siempre tuve inclinaciones artísticas. Estudié en la Vocacional, luego arquitectura, trabajé como diseñadora y pasé al fotorreportaje, pero nunca he dejado de hacer fotos con inspiración artística, desde que tuve mi primera cámara a los 18 años. Esta exposición es también un fotorreportaje, es la vida de una mujer en 24 horas. Tiene arte y diarismo”.
Precisamente entre la foto periodística y la de arte…
“La foto de periodismo tiene en primer lugar que comunicar. Si lo dice con arte mejor. Estas son fotos trabajadas, son fotomontajes, pero como dije un fotorreportaje. Es mi vida. Con mis cuatro hijos. Me demoré más de un año. Primero pensé una muestra completa, pero lo dejé en una serie que es la presente al concurso 5 x7. No pensé en premios. Era una convocatoria que llama a mucha gente. Cuando gané fue una satisfacción, porque pasé mucho trabajo en lograr el proyecto”.
¿Es su primer trabajo de intervención de fotos?
“No, ya he hecho otros, algunas de intervención digital, otros con fotos tradicionales. Tuve una mención en el Séptimo Salón de Arte Digital (que también convoca el Centro Pablo)”.
¿Foto manipulada y arte digital?
“Arte digital es más que fotografía, trabajas con programas y no tiene que ser sobre fotos, puede ser realidad virtual”.
Háblenos de sus temas…
“Toco el tema de la mujer, y el desnudo masculino, tengo dos exposiciones con este el tema, Alma desnuda y Espejo del alma.
Me interesa la mujer como hecho social, pero el desnudo masculino me atrae más. Es un reto porque es un tema casi tabú. Se acepta el desnudo femenino y cuando ven el masculino se escandalizan y hablan hasta de porno, y el arte tiene sus códigos muy bien establecidos, no tiene que confundirse con la pornografía”.
Ha intervenido las fotos en tonos pálidos…
“Pensé muy bien los códigos para transmitir ese ambiente de locura. Quise trabajar el ambiente que uno tiene en una casa, bombillos de luz fría que casi no funcionan, esa oscuridad que hay en el medio en que vive. Trabajé ex profeso los tonos agrisados, los colores saturados para que llamen la atención hacia algo específico y yo siempre aparezco en blanco y negro para marcar la diferencia entre el protagonista y el entorno”.
La fotografía es un medio artístico que tiene infinitas posibilidades de expresión. Al decir de Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura: “La imagen, con un sólo impacto te produce una emoción inmediata, va directamente al corazón”.
Ahora a través del digital, de la foto trabajada, Carolina Vilches, corrobora la idea del Gabo con su serie Turno corrido, afortunadamente premiada en este Festival 5×7 del Centro Pablo, un excelente fotorreportaje artístico.
Muy interesante el articulo,y muy bueno el trabajo de la artista Carolina Vilches, pude ver la exposicion en el Centro Pablo y ciertamente me gusto mucho. Pero aprovecho para hacer eco de algo que me llama mucho la atencion, pero que en definitiva el periodista Jorge Garcia Sosa no tiene culpa de lo que voy a plantear, pero se ve mucho en la prensa nacional y es lo concerniente a que se pierde un poco la etica profesional cuando se escribe. En la primera parte de este articulo con la firma de Mireya Castaneda se usan investigaciones, notas y hasta grandes parrafos integos palabras tras palabras de otros articulistas sin especificar de quien fue tomado. Eso es lo que en mi epoca de estudiante se llamaba REFRITO, hoy en dia se conoce de PLAGIO, cuando no cuesta nada y es de profesionales aclarar de donde fue tomado. Celebro al colega Jorge por ser tan caballeroso y aclarar de donde lo tomo y el nombre de la periodista?. El si es un profesional.
Hace poco fui a la inauguracion de una exposicion y vi con asombro un excelente catalogo con una excelente investigacion sobre la historia del Hotel Habana Libre, expo que se hacia por el aniversario 55 de este lugar. Cual seria mi asombro cuando vi en uno de los medios de prensa nacionales la reseña de la expo integramente tomado del catalogo y en ningun momento se dijo que no era de la peridosta. En este caso era el texto completo. ¿Que sucede con los estudiantes de periodismo en nuestro pais, hoy en dia?. ¿Se les puede llamar profesionales o plagiadores?. Es vergonzoso que eso suceda.
Saludos y felicidades a Jorge, perdona la descarga pero de alguna manera hay que hacer algo por los falsos periodistas y al facilismo.
Rebeca Mustelier
mustelier.rebeca919@gmail.com