
Portada del primer número de la revista La Edad de Oro, editada por José Martí para los niños de América.
La Edad de Oro fue una revista mensual dedicada al recreo y la ilustración de los niños, que empezó a publicar José Martí en Nueva York en el mes de julio de 1889 y de la cual sólo se publicaron cuatro números. Esta revista nos permite ver cómo aquel gran escritor supo un día dirigirse tambien a los más pequeños.
En carta a Mercado de agosto de 1889, dijo Martí de esta revista : «ha de ser para que ayude a lo que quisiera yo ayudar, que es a llenar nuestras tierras de hombres originales, criados para ser felices en la tierra en que viven, y vivir conforme a ella, (…)». La revista contenía cuentos, versos y artículos instructivos, como «Tres Héroes», en que Martí presenta a los niños tres de los grandes patriotas de nuestra América: Bolívar, San Martín e Hidalgo; «Las ruinas indias», donde describe de forma inigualable las ciudades desaparecidas de la América indígena; y «El Padre las Casas», en que hace un estudio admirable del gran defensor de los indios.
De la Edad de Oro, la poesía
LOS DOS PRÍNCIPES
Idea de la poetisa norteamericana Helen Hunt Jackson*
El palacio está de luto
Y en el trono llora el rey,
Y la reina está llorando
Donde no la puedan ver:
En pañuelos de holá fino
Lloran la reina y el rey:
Los señores del palacio
Están llorando también.
Los caballos llevan negro
El penacho y el arnés:
Los caballos no han comido,
Porque no quieren comer:
El laurel del patio grande
Quedó sin hoja esta vez:
Todo el mundo fue al entierro
Con coronas de laurel:
—¡El hijo del rey se ha muerto!
¡Se ha muerto el hijo del rey!
En los álamos del monte
Tiene su casa el pastor:
La pastora está diciendo
“¿Por qué tiene luz el sol?”
Las ovejas, cabizbajas,
Viene todas al portón:
¡Una caja larga y honda
está forrando el pastor!
Entra y sale un perro triste:
Canta allá adentro una voz—
“¡Pajarito, yo estoy loca,
Llévame donde él voló!”:
El pastor coge llorando
La pala y el azadón:
Abre en la tierra una fosa:
Echa en la fosa una flor:
—¡Se quedó el pastor sin hijo!
¡Murió el hijo del pastor!