Alexis Castañeda Pérez de Alejo.— Hace apenas unas horas nos llegó la triste noticia del fallecimiento de la gran cantautora cubana Sara González. Todavía fresco en la memoria está el memorable concierto que ofreció en marzo pasado en El Mejunje, donde un público numeroso acudió a escucharla, pero también a venerarla y agradecerle tanta entrega, sabiendo que estaba allí sostenida sobre el dolor. Toma de conciencia de un tupamaro (Un hombre se levanta) de Silvio Rodríguez fue el tema que inició la noche y levantó temprano a los asistentes de las gradas, luego un derroche de canciones, algunas compuestas por mujeres y que auguraban un próximo disco, descubrimos entonces a otra Sara, tal vez más tierna e íntima pero igual de vital. Junto a ella la destacada artista de las artes plásticas Diana Balboa dejaba inaugurada la exposición Formato roto. «Estar en El Mejunje de Santa Clara resultó extraordinario. Allí estuvo una bandera de la diversidad, hecha por Diana, y las personas iban y le adicionaban cosas y, eso, tal vez sea uno de los aspectos más importantes: la gente participó no solo como espectador, sino que se involucró en lo que estaba pasando», declaró días después a La Jiribilla.
Pero ella ya estaba en la historia de este mítico sitio. Cuando El Mejunje era solo una aventura asaeteada por la ciudad, en sus días más aciagos, cuando fue confinado al patio de la Biblioteca Provincial allá hacia finales de los ochenta, hasta allí se llegó Sara González. Después de un concierto en el cine Camilo Cienfuegos, ya tarde, se empinó sobre la noche y ofreció a capela un delirante Su nombre es pueblo que tampoco ha podido ser borrado de la memoria de los que fuimos testigos.
Ahora nos estremece esta noticia pero la seguimos viendo allí sentada en un banquito, con el pulóver mejunjero, rodeada de jóvenes y decir con su vasito de ron en alto: «Uno entra aquí a El mejunje y enseguida se da cuenta de que t´o el mundo es socio».
Hasta siempre Sara, porque estamos convencidos que sigues entre el «canto y llanto de la Gloria «batiéndote segura» «buscando la victoria nuestra».