Luis Sexto, Hijo Ilustre de Remedios

Luis Sexto.

Luis Sexto, Hijo Ilustre de Remedios.

La actual Feria Internacional del Libro llevó hasta el municipio de Remedios a dos escritores y a un hijo ilustre.

Marta Rojas y Alberto Garrandés desafiaron las horas del camino para presentar sus libros El harén de Oviedo y Una pasión en el desierto y otros cuentos de amor (antología), respectivamente. Pero un tercer viajero llegaba a aquella zona con el morral del recuerdo repleto.

Luis Sexto, Premio Nacional de Periodismo José Martí de 2009, desde el 23 de febrero último puede decirse Hijo Ilustre de Remedios. En General Carrillo, su pueblo natal, recibió el certificado y la medalla que así lo acreditan.

Extendió el brazo para atrapar el papel y besar la medalla. ¿Por qué besar un pedazo redondo de bronce? Ah, porque Luis Sexto es remediano. Y no porque lo diga su carné de identidad o la contraportada de sus libros. Es remediano porque lo confirma en las crónicas que escribe, cuando recuerda que se enamoró de los trenes diciendo adiós a los que pasaban partiendo el pueblo en dos. O que a Veguitas, el viejo que vendía durofríos, siempre le extendía un centavo a cambio del sabor del mamey congelado. O de las reuniones en torno al único televisor que había en el pueblo, o de la vez que pidió a los reyes magos un avión y le trajeron una corneta, y al reclamar, su padre, hombre bueno y parco, le respondió: “Es que los reyes magos soy yo, hijo, y no puedo…”

Entre los carrillenses que notaron sus lágrimas, declaró: «Voy a decir como cuando me entregaron el Premio Nacional de Periodismo. En aquella ocasión me preguntaron qué me parecía el reconocimiento, y les dije: “Si este premio admitiera reenganche, yo pido el último en la cola, porque me gustaría volver a cogerlo. Igual digo aquí, si se pudiera ser hijo ilustre dos veces… ¿quién es el último?”».

De esa forma, aseguraba que un galardón del lugar donde se nace es tan o más importante que uno nacional. “El mayor reconocimiento que una persona puede tener no es el del país, porque en Baracoa habrá gente que no me conoce, pero aquí muchos me conocieron de niño. Y aquí fueron mis experiencias decisivas, y puedo decir que aquí fui un niño feliz”.

En la fila de los espectadores había tres hombres de su infancia que lo llevaron por las calles que él recorrió en sus primeros 9 años. La escuela de la infancia y su casa al lado (hoy albergue de médicos), la esquina donde estaba la bodega, la casa del sargento bueno, la de sus compañeros de clases… por todos preguntaba y de todos se acordaba.

Si algún premio puede incluir esas remembranzas es este. Luis Sexto, quien se dio un disgusto al despedir recientemente su sección Coloquiando, en Juventud Rebelde, regresa a La Habana con una felicidad nueva. A Remedios le ha crecido un hijo ilustre.

Texto y foto: Leydi Torres Arias

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