El cine joven hecho en Cuba ha vuelto a La Habana con obras que quieren abrir puertas y entran a fondo en temas sensibles como la emigración, la censura y la violencia, colmando las salas por primera vez en las ocho ediciones la Muestra de Nuevos Realizadores.
La historia de un travesti que se prostituye en La Habana, la experiencia de cuatro emigrantes cubanos que regresaron al país, y los relatos sobre casos de violencia cotidiana en la isla forman parte de los temas elegidos por los jóvenes cineastas para documentales y obras de ficción.
Se trata de una generación que no sobrepasa los 30 años, produce de forma independiente la mayoría de sus trabajos, no tiene reparos en «piratear» sus propias obras con tal de que sean vistas y, según dicen, expresa «lo que nadie quiere decir».
La bala, de Pedro Luis Rodríguez; The Illusion, de Susana Barriga; y Ser, de Orielvis Padrón, conquistaron los premios de la Octava Muestra de Jóvenes Realizadores en las categorías de ficción, documental y animación, respectivamente.