Por Yandrey Lay Fabregat.— La máxima latina festina lente, que quiere decir «apresúrate despacio», parece ser la elegida por el socialismo cubano para avanzar en un mundo amenazado por los escándalos financieros, las crisis y los vaivenes del mercado.
Ante los que lo acusaban de inmovilismo o resistencia a los cambios, el Gobierno de Cuba lanzó a finales del 2010 un gigantesco movimiento de consultas populares donde intervinieron casi 9 millones de personas, más del 80 % de la población total, donde se plantearon 163 mil modificaciones al documento de 291 puntos que debe regir por los próximos cinco años el destino económico y político de la isla, el más antiguo baluarte del socialismo en el hemisferio occidental.
El presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Raúl Castro Ruz, ha sido el principal partidario de los cambios en su país, realizados con el objetivo de preservar el sistema que los cubanos han mantenido por más de medio siglo, a pesar del asedio constante de Estados Unidos, primera superpotencia a nivel mundial. Sigue leyendo