El coraje de los obreros eléctricos cubanos y la eficacia de los grupos electrógenos se pusieron a prueba el pasado 8 de septiembre, tras el paso del huracán Ike por los mares al sur del territorio central. Esta vez, la fuerza de los vientos incomunicó la provincia con el resto del país, al arrasar de Oriente a Occidente con el Sistema Electroenergético Nacional (SEN).
Quedó sin sin abastecimiento de energía casi todos los municipios, y alrededor de 488 averías en redes primarias —cifra equivalente a las interrupciones reportadas en seis meses de trabajo.
A ello se sumaron 800 roturas en redes secundarias, la afectación de cerca de 300 postes y más de 30 kilómetros de conductores, así como el daño en líneas de transmisión y 51 transformadores de distribución.
Gracias a la Revolución Energética, a la abnegada labor de los trabajadores del ramo —entre ellos, jubilados— y a la toma de acertadas decisiones, se pudo restablecer en pocas horas y de forma paulatina el servicio eléctrico en la mayoría de los municipios.