SANTA CECILIA: LA SORPRENDENTE PATRONA DE LOS MÚSICOS, POETAS Y LUTHIERS

Santa Cecilia, patrona de los músicos, poetas y luthiers.Es asombroso que una mujer romana que nació en el siglo II a. n. e. y fue martirizada entre los años 180 a 350 diera lugar a que músicos, pintores y escultores hayan creado trascendentales obras que se encuentran en los más importantes museos del universo. Pero, ¿quién fue este personaje?

Se dice que fue una patricia romana que pertenecía a una las principales familias de su lugar de origen, pero que al convertirse al cristianismo comenzó a vestir túnicas de telas ásperas bajo los vestidos propios de su dignidad, y decidió no contraer matrimonio jamás. Sin embargo, sus padres determinaron casarla con un joven nombrado Valeriano.

Cecilia le comunicó que había hecho voto de virginidad y que le aconsejaba que conversara con el Papa Urbano, quien lo persuadió de que se hiciera cristiano y lo bautizó. Más tarde, entre Cecilia y Valeriano convencieron a Tiburcio, hermano de este, para que también se convirtiera al cristianismo.

Por Dulcila Cañizares

En aquella época, los seguidores de Cristo estaban muy perseguidos y eran ejecutados. Valeriano y Tiburcio sepultaban los cadáveres de los cristianos que eran asesinados, lo cual prohibían algunos funcionarios y por lo que el prefecto Turcio Almaquio, alcalde de Roma, condenó a ambos hermanos a la pena de muerte, luego de ser azotados y martirizados. Máximo, el funcionario del prefecto que fue designado para ejecutar la sentencia, se convirtió también al cristianismo y sufrió el martirio con los dos hermanos. Los tres fueron ajusticiados. De inmediato Cecilia fue arrestada y le exigieron que renunciara a su religión, a lo cual se negó.

Existen varias versiones acerca de su martirio: según algunos, Almaquio dio la orden de que la arrastraran junto a un horno caliente, para que los gases y el calor la asfixiaran, pero mientras se encontraba allí, Cecilia cantaba y no falleció. La segunda versión es que también Almaquio la condenó a morir sofocada en el baño de su casa, pero aunque los guardias echaron en el horno una gran cantidad de leña, Cecilia soportó en el baño un día y una noche sin sufrir daño alguno. El prefecto, airado, envió a un soldado para que le cortara la cabeza, pero ella continuaba cantando: el ejecutor dejó caer su espada tres veces, pero no pudo separar la cabeza del tronco, por lo que huyó despavorido, dejando a la muchacha en el suelo, bañada en su propia sangre. Allí estuvo tres días entre la vida y la muerte, hasta que falleció, luego de donar todos sus bienes a los pobres. Se supone que el día de su fallecimiento fue el 22 de noviembre.

Entre las primeras guías medievales de los sepulcros de los mártires romanos se menciona que su tumba estaba en la Vía Apia, al lado de la cripta de los obispos romanos del siglo III. La sepultura de Cecilia se localizó en las catacumbas de Calixto, en una cripta adjunta a la capilla del lugar subterráneo en que acostumbraban enterrar a los Papas: era un nicho vacío que tal vez contuvo un sarcófago. En uno de los frescos que adornan la pared del sepulcro había dos figuras de la misma mujer, ricamente vestida, y también apareció una vez la imagen del Papa Urbano, quien, como ya sabemos, tuvo una estrecha relación con la santa. Sin embargo, la única indicación segura es la localización de la tumba en la catacumba de Calixto, por estar muy cerca de la antiquísima cripta de los sumos pontífices, en la que fueron enterrados los papas Ponciano y Antero, y probablemente también Urbano I.

Muchos compositores se inspiraron en esta santa, que recibió oficialmente el nombramiento de Patrona de la Música en 1594 otorgado por el papa Gregorio XIII. Se supone que el padrinazgo de la música le fue otorgado a Santa Cecilia por cantar mientras la torturaban. Sin embargo, es curioso que desde finales del siglo XVI comenzaron a pintar a Cecilia sin halo, mostrándola cada vez más como una artista. Algunas pinturas, como las de Artemisia Gentileschi y Bernardo Strozzi, son ejemplos de lo anteriormente expuesto.

Se le considera también Patrona de los Poetas y los Luthiers. Manuel Corona, le dedicó “Santa Cecilia”, una de las canciones trovadorescas más importantes de ese movimiento. Pero no solo en Cuba ha sido musa de importantes compositores, pues existen la “Oda para el Día de Santa Cecilia” (“Ode for St. Cecilia’s Day”), cantata compuesta en 1739, y “La fiesta de Alejandro”, del alemán Georg Friedrich Händel; “Himno a Santa Cecilia”, de Benjamin Britten y letra de William H. Auden; “Misa a Santa Cecilia”, de Alessandro Scarlatti; “Messe Solennelle de Sainte Cécile”, de Charles Gounod; “Hail, bright Cecilia!, Rise, rise the voice, Welcome to all the pleasures”, de Henry Purcell, etcétera. Entre otras obras artísticas podemos nombrar “El éxtasis de Santa Cecilia”, de Rafael; “Santa Cecilia”, de Rubens; “Santa Cecilia, San Valeriano y San Tiburcio”, de Botticini; los cuadros de Artemisia Gentileschi… Además, no podemos olvidar la importancia que han tenido las sociedades musicales nombradas Santa Cecilia, no sólo en Cuba; la primera que he podido localizar se fundó en Roma en 1584.

Es insólito que en la actualidad diversos compositores de música popular y varios grupos musicales le han compuesto y aún le componen obras, como, entre otros, Brian Eno, David Byrne, Paul Simon, la Banda Polar Bear Club, The Harp-Tones, Bon Aires, Andrew Sisters, el Grupo Stalk-Forrest y la banda de rock duro The Blue Öyster Cult.

Fuente: Boletín del Centro Pablo de la Torriente Brau

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