ALBERTO VILLALÓN Y SU MIEDO A QUERER

Alberto Villalón, entre los grandes de la trova tradicional cubana.Uno de los grandes de la trova tradicional cubana, Alberto Villalón Morales (7 de junio de 1882-16 de julio de 1955), nació en Santiago de Cuba —la región más profusa en trovadores— y falleció en La Habana. Fue compositor, intérprete y un notabilísimo guitarrista.

Su padre fue dueño de cafetales y otros bienes, por lo que Villalón pudo, después de realizar sus primeros estudios musicales con su hermana América y, más tarde, con José (Pepe) Sánchez —padre de nuestro bolero—, instruirse más, hasta alcanzar un excelente dominio en la guitarra clásica, con una técnica muy personal. Lo más sobresaliente de la interpretación guitarrística de Villalón era su modo de tocar, pues, al contrario de los otros trovadores santiagueros, él no rasgueaba la guitarra para los acompañamientos, sino que aplicaba el bordoneo, logrando movimientos melódico-armónicos correctos, aparte de que incluía notas de paso en los bajos, debido a sus excelentes conocimientos, que conformaban las características de su estilo.

Por Dulcila Cañizares

Fue un meticuloso e inspirado compositor que se servía de armonías muy depuradas. Innumerables obras suyas fueron convencionales, con melodías tonales, simples, diatónicas, carentes de nuevos giros melódicos, excepto su canción «Está muy lejos», de una perfección tal en comparación con los movimientos melódicos y armónicos de sus otras composiciones, que se puede conceptuar como una obra genial. Como acompañante era excelente y se
distinguió por los bajos que utilizaba para los enlaces, magníficamente efectuados. Además, su ejecución era rigurosa e impecable, con su particular bordoneo.

En 1900 se instaló en La Habana; en 1904 tuvo la dirección del teatro Variedades de Palatino; dos años después compuso la revista musical El triunfo del bolero; en 1908 fundó y dirigió el Cuarteto Villalón, integrado por él (guitarra), Adolfo Colombo (quien alternaba su profesión de tenor con el degradante oficio de chulo del barrio de San Isidro, amigo del increíblemente famoso gigoló Alberto Yarini, según testimonio del maestro Gonzalo Roig a la autora de estas líneas), Claudio García (barítono) y Emilio Reinoso (mandolina). En 1923 ofreció conciertos en el habanero teatro Payret y fundó un trío con Juan de la Cruz y Bienvenido León, aparte de que fue uno de los fundadores del Sexteto Nacional de Ignacio Piñeiro, en 1927. En 1951 recibió la medalla Conmemorativa del Primer Centenario de la Bandera Cubana. Durante mucho tiempo fue profesor de guitarra.

En diversas ocasiones viajó a México, Nueva Jersey, Tampa y Cayo Hueso.

A pesar de su adinerada extracción social, Villalón no pudo sustraerse a la vida bohemia, por lo que, sin penurias, por supuesto, asistió a tertulias hogareñas, ofreció serenatas, estuvo en escenarios de humildes cines y teatros de diversos barrios —y no solo en el gran teatro Payret—, participó en la conocidísima peña de Ramoncito García, al igual que en las tandas trovadorescas para la ayuda económica de cualquiera de los humildes troveros quienes, muchas veces, no tenían ni dónde dormir ni comer, y, además, no dejaba de presentarse en el selecto y más famoso sitio habanero, lugar de reunión de artistas, señores negociantes, políticos y hombres de cualquier nivel económico: el tristemente desaparecido Café Vista alegre, ubicado en Belascoaín entre San Lázaro y Malecón:

«Café Vista alegre, / rincón habanero. / Peña de bohemios, que no existe ya…/ Cómo te recuerdo, cómo te venero, / te evoco y me alivio de mi soledad. / […] / Café Vista alegre, / si el pesar es mucho / me llego a tu esquina, donde ya nada hay, / y cierro los ojos y en el alma escucho / la música eterna de Sindo Garay», según la canción que le dedicara al legendario lugar el compositor Pablo García Barrios).

Alberto Villalón compuso sones, boleros, rumbas, canciones, guarachas, caprichos, claves, con obras dedicadas al amor, a la mujer, la soledad, la estrangulación, la patria, lo espectral, nuestros héroes, el paisaje cubano, los celos, la traición, lo siniestro, las flores y los olores de la isla, nostalgias y tristezas…

Entre las composiciones más notables pueden mencionarse, entre otras, Alegre tú y triste yo, No te rías, Lo que puede el amor, A una perjura, Los muertos de esa tumba no están muertos, La vi rezando, El testamento, La neurasténica, Mi son triste, Jamás te olvido, Calla, trovador, Tus pestañas, En mis horas negras, Maceo, Morir de dolor, Tu esperanza, Boda negra, Eres mía, Mujer de fuego, La palma herida, Embriagado de ti, Tú no sabes amar, Patria mía, Los dos claveles, Canciones de otros tiempos, Estás celosa, El Yumurí, ―Suicidio, Martí, Soy muy cubano, Morir de dolor, Así somos, Canto a Caibarién, La negrita garzona, La queja, La palma, Cuando no tengas a nadie, Yo reiré cuando tú llores, Tus ojos me dicen y Me da miedo quererte, con letra de Pedro Mata:

Me da miedo quererte. Es mi amor tan violento, / que yo mismo me asusto / de mi modo de amar. / De tal forma me espanta / mi propio pensamiento, / que hay noches que no quiero / dormir por no soñar. // No sé lo que me pasa, / pero hay veces que siento / unos irresistibles / deseos de matar. / Respiro olor a sangre / y luego me arrepiento / y me entran unas ganas / muy grandes de llorar. // ¡Oh, si en esos momentos / pudiera contemplarte / dormida entre mis brazos! / ¡Si pudiera besarte / como nunca hombre alguno / a una mujer besó! // Después rodear tu cuello / con un cordón de seda / y apretar bien el nudo, / para que nadie pueda / poner jamás los labios / donde los puse yo.

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