
En la vivienda sita en Nazareno esquina a Colón, en la ciudad de Santa Clara existe una tarja que dice: «En este edificio en el apartamento 2 se recibió el telegrama anunciando la salida de Fidel de Mejico por Haidée Leal el 30 de noviembre de 1956.» (Foto: Narciso Fernández Ramírez)
Por Narciso Fernández Ramírez.— Hace 55 años, la ciudad de Santiago de Cuba protagonizó una de las acciones más heroicas de la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista: el levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956, liderado por Frank País García.
El objetivo de la insurrección era apoyar el desembarco de los expedicionarios del yate Granma, que bajo la jefatura de Fidel Castro habían partido del puerto mexicano de Tuxpan, la noche del 25 de noviembre.
De lo sucedido en la capital de la antigua provincia de Oriente, mucho se conoce. No sucede así acerca de lo ocurrido ese propio día acá en Santa Clara, entonces capital de Las Villas, y en dónde también el M-26-7 hizo acciones de apoyo a los 82 expedicionarios que venían a Cuba para cumplir la promesa de en 1956 Ser Libres o Mártires.
Fuente: Periódico Vanguardia
A Santa Clara, como a Santiago de Cuba, llegó también el conocido telegrama en clave Obra pedida agotada, indicativo de la partida del yate Granma. En nuestro caso, a la vivienda sita en Nazareno esquina a Colón, propiedad de Haidée Leal.
La desaparecida combatiente santaclareña recordaba así ese momento trascendente de su vida: «El cable lo recibí en mi casa pues venía a nombre mío, el de Santiago de Cuba iba a nombre de Arturo Duque de Estrada, yo tengo entendido que Aldo Santamaría recibió otro en la Habana, y que Raúl García Peláez lo recibió en Camaguey, y que José Antonio Echeverría también lo recibió.»
«El día 28 que recibo el cable estaba lloviendo torrencialmente, entonces mi mamá va a casa de Margot para avisarle, pues ese día en ese momento no están en Santa Clara ni Santiago Riera que era el Coordinador , ni Cheché Alfonso, ni Quintín Pino, ni Gallo Ronco (Guillermo Rodríguez del Pozo), ni Carlitos Martínez que estaba por Vega Alta, sino que estábamos solo prácticamente las mujeres…»
Dos días antes, el 26 de noviembre de 1956, Víctor Bordón Machado, activo luchador de Quemado de Güines, perseguido por los cuerpos represivos de la tiranía, se había alzado y establecido su campamento en la finca La Güira, junto a otros jóvenes; embrión de lo que sería luego un núcleo guerrillero de importancia en la zona norte de la actual Villa Clara.
Acuartelados los grupos de acción en Santa Clara, el 30 de noviembre salieron a las calles y quemaron gomas, regaron puntillas, lanzaron cocteles molotov, incendiaron camiones y distribuyeron proclamas en los diferentes barrios de la ciudad.
Entre los combatientes destacados estuvieron Quintín Pino Machado, quien formaba parte de la dirección del 26 de julio en Las Villas, al frente de las Brigadas Juveniles de Acción y Sabotaje; Rodolfo de las Casas, Casitas; Ifraín Alfonso Liriano, Cheché; Raúl Nieves y Armando Choy, el Chino.
Además, según recoge la Síntesis Histórica Provincial Villa Clara, hubo actos de calle promovidos por los tabacaleros, azucareros y ferroviarios, y en alguna medida por los bancarios.
De un trabajo publicado en Vanguardia, el 30 de noviembre de 1981 por Raúl Sarmiento, protagonista de los hechos, describimos las acciones realizadas por el grupo que dirigía Casitas:
«Alrededor de las once de la noche se acuartela la Brigada de Rodolfo de las Casas (Casitas), en la trastienda de la «Casa Toda Ond» en la calle Marta Abreu, la trastienda se comunica eon el garaje de su casa que da para el Callejón de «Los Ángeles», allí en medio de la oscuridad del garaje nos ponemos a hacer cocteles molotov los doce jóvenes allí acuartelados. Esa madrugada Casitas desarrolló una intensa actividad recorriendo los centros de acuartelamientos y precisando las acciones a desplegar. Al amanecer nos reúne a los integrantes de su brigada y exclama: «Ha llegado el momento de ser libres o mártires, tenemos que alertar al pueblo, la lucha ha comenzado.
«Cuando actuaba contra el Servicentro de Maceo y Central, es detectado por un carro patrullero del SIM, que comienza una singular persecución a lo largo de la Carretera Central en el tramo conocido por «El Malecón». El patrullero, disparando con su ametralladora, acosando al carro de Casitas, y éste sin armas, esquivando los disparos gracias a su destreza como chofer, hasta que al llegar a la calle Tristá toma por ésta en dirección hacia el Parque y para eludir la persecución de la patrulla ordena lanzar del carro el saco incendiado con los diez o doce cocteles molotov que le quedaban y que al hacer explosión en Tristá y Lubián incendia toda la calle impidiendo el paso del perseguidor y escapando así de tan peligrosa situación.»
En otras localidades de la antigua Las Villas se hicieron actos de sabotaje, como Encrucijada, Ranchuelo y San Diego. Mientras, los grupos de revolucionarios en Remedios, Sagua, Manacas y Cascajal no pudieron actuar por falta de armas.
Esta situación de carencia de armamento, unido a la insuficiente preparación y la rápida actuación de los cuerpos represivos de la policía, impidieron una mayor y más efectiva respuesta de apoyo al desembarco del Granma.
Con posterioridad a esos hechos del 30 de noviembre de 1956, en Santa Clara resultó asesinado el 6 de diciembre el revolucionario José Ramón León Acosta, Dinamo; primero de una larga lista de jóvenes santaclareños que murieron por la independencia definitiva de la Patria.
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